jueves, 25 de febrero de 2010

EL SEÑOR MONTILLA NO QUIERE PACTOS ,SOLO QUIERE DEMONIZAR AL PP

El gran pleno contra la crisis se salda con un pacto de migajas

• Los partidos se centran en debatir cuestiones que son competencia del Congreso



• El principal acuerdo entre el tripartito y la oposición es una cumbre aún sin fecha






Buenos modales, trato exquisito, nada de aplausos intimidatorios, menos aún silbidos o palabras malsonantes... El Parlament celebró ayer el anunciado pleno monográfico sobre la crisis dando fe una vez más de que la distancia política entre Madrid y Barcelona son mucho más que los 503 kilómetros que separan ambas ciudades por tierra, pero certificando también que el pretendido todos a una contra la recesión es una cima inexpugnable. Resumen: José Montilla ofreció ayer a Artur Mas sumarse al acuerdo anticrisis que la Generalitat cerró el pasado diciembre con la patronal y los sindicatos. El líder de CiU, algo remolón al principio, terminó por aceptar. Del fruto de esa aparente entente, sin embargo, poco cabe esperar. Primero: las recetas de uno y otro sobre cómo combatir la crisis fueron, una vez más, muy evidentes. Mas proclamó su rotunda oposición a la subida del IVA prevista para el próximo mes de julio y el president la defendió. Segundo y ejemplar: solo dos propuestas de resolución lograron ser aprobadas de forma unánime. El tripartito, al menos, fue capaz de votar al alimón.

¿En qué lograron ponerse de acuerdo todos los grupos? Hubo consenso, a petición del PP, en que, aunque no se precisó muy bien cómo, deberían crearse las condiciones para que bancos y cajas abran el grifo del crédito sobre todo a las pequeñas y medianas empresas. Y lo hubo también (atención, la pirueta no es fácil) en la conveniencia de celebrar una cumbre entre los protagonistas iniciales del pacto anticrisis de diciembre (Govern, sindicatos y patronal) y los partidos de la oposición a los que entonces no se quiso invitar, para que estos puedan añadir sus recetas a la vista de la situación económica.

¿Qué futuro tiene esa cumbre? El pleno monográfico en el Parlament ofreció reveladoras pistas.



COMO EEUU / La de ayer no fue una jornada equiparable a la celebrada una semana antes en el Congreso de los Diputados. No fue solo por la ausencia absoluta de malos modos, sino porque realmente se bajó al terreno de lo concreto. CiU, lo dicho, defendió que, como sea, se impida la anunciada subida del IVA. El presidenciable de Esquerra, Joan Puigcercós, fue de los más exhaustivos a la hora de proponer remedios. Propuso premios fiscales para quienes pagan puntualmente año tras año el impuesto de sociedades, reclamó nuevas fórmulas de contrato juvenil y, tomando como ejemplo Estados Unidos, planteó que las familias que no pueden pagar sus hipotecas tengan la opción de entregar las llaves del piso al banco y zanjar así su deuda.

El debate, en esos términos, fue rico, pero, ¡ah!, una vez más se llegó al habitual cul de sac de la política catalana. Las medidas sobre la mesa eran pura política española, así que se realizaron las tradicionales apelaciones al frente unido en Madrid y al papel de los ya famosos 25 diputados del PSC en el Congreso.



CIMAS ASEQUIBLES / El camión de las recetas catalanas contra la crisis económica, está claro, no cabe por el callejón de la política local. De ahí que, por momentos, los diputados sí cambiaron de vehículo y se ciñeron a ochomiles más asequibles.

Se dedicó así una buena porción del debate a analizar cuál es el plazo razonable en el que la Generalitat debería pagar sus deudas, ya sea a otras administraciones, como los ayuntamientos, o a las empresas. Todo retraso es un drama, convinieron, pues la Generalitat es la mayor fortuna de Catalunya y, en consecuencia, el principal consumidor.

Fue un debate jugoso. Mas acusó a Montilla de, por moroso, dañar la economía en un momento tan frágil. El president negó la mayor. Aseguró que, de media, la Generalitat paga a sus proveedores con 86 días de margen y, por tomar una referencia en el tiempo, aseguró que en 1998, cuando Mas era conseller de Economia, el retraso de era de 290 días. ¿Negó el líder de CiU también la mayor? No. Ni corto ni perezoso afirmó: «Yo sé lo que me encontré cuando llegué a la conselleria». Le hizo un traje a su antecesor en el cargo. Era Macià Alavedra.

La morosidad fue objeto al final, también, de un intento de propuesta de resolución conjunta. Nada de nada. CiU puso un límite de 30 días. El tripartito consideró que fijar una meta de 60 era más sensato.

El debate (lo dicho) subrayó que ni en Catalunya la gravedad de la crisis logra cohesionar a los partidos. Así pues, fue otra faceta de la jornada la que emergió como interesante. Fue la nula voluntad de todos los presentes de salir, hoy por hoy, en alguna fotografía con Zapatero. El presidente de la Generalitat no hizo ni una sola referencia al Gobierno central en su larga intervención inicial. Mas, sí, pero solo para subrayar que cree equivocada la fórmula con la que pretende reorientar la economía española para salir del pozo, y eso a pesar de su reciente reconciliación con el PSOE. El jefe del Govern no tuvo reparos en zanjar la provocación de su adversario político de forma directa: «Creo que se equivoca de gobierno».

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